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Un joven ayudó a un chico en Retiro y ahora lo busca para rescatarlo de la calle

Cuando Migue Bovati, un joven de 27 años, esperaba el micro en la terminal de Retiro que lo llevara a Mar del Plata, conoció a un chico en situación de calle, su historia lo conmovió tanto que ahora quiere encontrarlo para rescatarlo de la calle.

Un marplatense conoció a un chico en situación de calle mientras esperaba un micro en Buenos Aires. El pequeño vive en la estación y está solo desde hace 4 años. Su historia lo conmovió tanto que inició una campaña para ayudarlo.

Cuando Migue Bovati, un joven de 27 años, esperaba el micro en la terminal de Retiro que lo llevara a Mar del Plata, conoció a un chico en situación de calle, su historia lo conmovió tanto que ahora quiere encontrarlo para rescatarlo de la calle.

"Yo tenía una hora y media hasta que llegue el micro y me puse a comer tranquilo cuando llegó un chiquito y me preguntó si tenía algo para darle. La realidad es que no tenía un mango, en la billetera tenía las tarjetas, el boleto y cinco pesos que tenía pensado dárselos a los que cargan las valijas en la baulera. La verdad no se que pasó, pero sentí que tenía que ayudarlo. Le pregunté si había comido y me dijo que no así que lo invité a que se quede a comer conmigo", contó el hombre a lanoticia1.com.

Migue recordó que "antes de dormirse me había contado que no quería sentarse porque los mozos lo echaban cuando lo encontraban pidiendo monedas en el bar. Por eso me quedé al lado de él 50 minutos mientras dormía para que nadie lo saque. Cuando faltaban diez minutos para que llegue le micro intenté despertarlo, porque tenía miedo de que lo maltraten si me iba del lugar. Era muy flaquito, lo agarré de las manos, de los brazos, pero no se despertaba. A todo esto un mozo se acercó y me recriminó lo que había hecho, porque los dueños del café no quieren ver a estos chicos entre sus clientes", dijo Bovati en declaraciones a lanoticia1.com.

"Finalmente, otro empleado de la barra me dijo que vaya tranquilo, que no compartía lo que decía su compañero y que iba a cuidar que al chico nadie lo eche. Cuando me preparaba para irme, noté que tenía sus manos dentro del bolsillo canguro de su buzo, donde sujetaba algunos pocos billetes para que nadie se los robe. Algunos papeles de 2 y de 5 pesos se le habían caído al piso, y se los volví a guardar antes de retirarme. Y llegó el momento en que tuve que irme, sin poder saludarlo, sin poder despedirme. Corrí rápido para alcanzar el micro que casi lo pierdo, pero desde que me senté en la butaca hasta el día de hoy, no dejé un minuto de pensar en él. En como volver a encontrarlo, en como poder ayudarlo", confesó emocionado.

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