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Contratado por un día: Roberto Funes Ugarte, sodero

En una nueva entrega de Contratado por un Día, Roberto Funes Ugarte se puso en la piel de un oficio que ya es todo un clásico de los argentinos: el sodero.

Tanto es así que Argentina ocupa el segundo lugar del ranking mundial de los países que más soda consumen, detrás de Alemania.

Eso a pesar de que la soda perdió mucho terreno en las últimas décadas, si se tiene en cuenta que el consumo per cápita llegó a ser de 100 litros al año, casi el doble de los 54 que se registran en la actualidad.

Los bidones de agua, los jugos y las gaseosas captaron buena parte del mercado que antes era patrimonio de la soda.

A lo que no desplazaron es al oficio del sodero, los trabajadores que recorren las calles en camiones haciendo el reparto de sifones y bidones.

Es un trabajo muy pesado. Pasan frío, calor y, si llueve, se mojan. Pero no solo deben lidiar con el clima. Lo más duro son las 10 horas que muchos días pasan arriba de un camión, cargando y descargando bidones de 12 litros de agua y cajones de seis sifones. Todo a cambio de un sueldo, promedio, de 35 mil pesos al mes.

La primera fábrica de soda que surgió en el país fue fundada por Domingo Marticorena en 1860, sobre la calle 25 de mayo, en el actual microcentro porteño.

Por ese entonces los sifones se importaban de Europa y, según el color, eran para una u otra clase social: los rosas, que estaban hechos con oro, estaban destinados a los sectores más pudientes, mientras que los verdes eran para las clases media y baja.

Más allá de los sifones y los colores, hay algo que nunca cambió. El factor humano; el famoso sodero.

Texto: Pablo Kuperszmit

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