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Habla "el rey del cuento del tío": así le robaba los ahorros a los ancianos

Una modalidad que en tiempos de encierro se ha ido perfeccionando y multiplicando. Un arrepentido que se define como un experto en este tipo de robos explicó cómo lograba que los ancianos le entregaran todos sus ahorros.

Ya en 1931, el Manual del Inmigrante Italiano alertaba a los que llegaban al puerto de Buenos Aires sobre uno de los riesgos que los esperaban en tierras argentinas: “el cuento del tío”. “No escuche ni historias maravillosas ni casos piadosos (…) Sepa que existe un notable sistema para engañar al inmigrante que acaba de desembarcar; es el llamado cuento del tío”, explicaba.

Pasaron 89 años desde entonces, y, aunque las oleadas de inmigrantes italianos viniendo al país solo quedan en los libros de historia y el mundo es otro, el famoso engaño, con sus siempre renovadas modalidades, sigue más vigente que nunca.

Si en ese entonces los más vulnerables eran quienes recién arribaban al país, ahora el blanco predilecto son los adultos mayores. Y el método, por lo general, consiste en llamadas telefónicas para hacerse pasar por un familiar –en general un hijo o un sobrino- de quien atiende.

José, un arrepentido que aceptó hablar con Telefe Noticias, explicó que hay integrantes de la banda que se dedican exclusivamente a eso, a sacar teléfonos de la guía y estar todo el día llamando hasta dar con una presa.

El, en cambio, cumplía el otro rol: ir a la casa de la persona engañada para llevarse el dinero. “Lo más común desde hace unos años es decirle a la persona que los billetes que tiene caducan y que hay que ir urgente al banco para cambiarlos”, cuenta.

Para eso se le dice a la persona que alguien de su confianza va a pasar a retirar el dinero para llevarlo al banco. Exactamente eso es lo que le pasó a Marina, una jubilada de San Cristóbal a que creyó escuchar la voz de su hija del otro lado de la línea y, minutos después, terminó entregando todos sus ahorros a un hombre que supuestamente los iba a ir a cambiar.

Y lo mismo le pasó a Carlos, un vecino de Haedo, quien estaba convencido de haber hablado con su hijo y terminó entregándole a un desconocido todo el dinero que había cobrado por el seguro del auto.

Es que los años pasan. Los cuentos del tío, no.

Texto: Pablo Martin Kuperszmit

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