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He vivido: Libertad Leblanc, memorias de una seductora

Fue su propia representante, nunca necesitó de un manager, de un hombre que la administrara. Coprodujo varios de los filmes que protagonizó, una rareza para la época, y se abrió paso sin descuidar nunca eso que no duda en definir como lo más importante de su vida: su hija Leonor.

Libertad María de los Ángeles Vichich supo cuando comenzaba a ser una adolescente, el día que le tocó protagonizar una de las obras del colegio de monjas María Auxiliadora en Trelew, que quería hacer eso para siempre.

Fue antes de cambiarse el nombre por el de Libertad Leblanc, de filmar más de 30 películas en Argentina, México y los Estados Unidos, de descubrir cómo los hombres perdían el aliento cuando descubrían su silueta en lo alto, rodeada de luces titilantes, en las marquesinas de calle Corrientes.

Sola. Si hay algo que caracterizó a Leblanc es que a diferencia de otras actrices de la época, su carrera la hizo sola. Ella misma mandó a hacer los afiches que la presentaron en sociedad como la competidora directa de la seductora y ya consagrada Isabel "Coca" Sarli, lo que le costó la ira de Armando Bo.

Fue su propia representante, nunca necesitó de un manager, de un hombre que la administrara. Coprodujo varios de los filmes que protagonizó, una rareza para la época, y se abrió paso sin descuidar nunca eso que no duda en definir como lo más importante de su vida: su hija Leonor.

Nacida en Río Negro, habiendo estudiado en un colegio religioso, se convirtió en la tentación rubia de los argentinos, en un símbolo sexual de las décadas del 60 y 70. No le tuvo miedo a la desnudez, a la seducción, supo manejar a los hombres que la pretendieron, y aunque se casó sólo una vez, reconoce distintos romances.

Leblanc pasa sus días entre Argentina y Suiza, donde hoy viven su hija Leonor y su nieto. Si le preguntan por una actriz que le gustaría para que protagonice la película de su vida, con una sonrisa responde: "Ninguna. La haría yo misma".

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