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He vivido: Pilar, la reina de los cielos

Hoy te vamos a presentar a una señora muy especial. Se llama Pilar Rodandelli. Y todo, a lo largo de su vida, fue espectacular. Pero lo que más la define es su valentía. A los casi 60 años decidió pilotear aviones y lo logró.

Pilar nació en 1942 es hija de italianos, nació en Flores. Estudió en el colegio Ana María Janer y siempre tuvo promedio de 10. Es la hija única de un matrimonio mayor, el padre tenía 60 años  y la madre 50 cuando la tuvieron.

Su padre era un industrial textil, Julio Rodandelli, ella dice “el quería tener un hijo varón, y yo le decía que iba hacer cosas de hombres”. Por eso aprendió a manejar a los 10 años. Siempre aprendió mucho de su padre. Estudió ciencias económicas y se recibió de contadora en tres años.

Su padre falleció cuando ella tenía 15 años, su madre se hizo cargo de la empresa textil “ABELL TEX”. A los 18 años conoció a su único novio y marido, Emilio, cuando estaba de vacaciones en Mar del Plata.

A los 20 años se hizo cargo de la empresa, ya estaba recibida, y junto a su marido que llevaba la producción y ella las finanzas tenían todo equilibrado. Ella era la jefa del lugar.

Se casó con Emilio y tuvieron 4 hijos, Javier que nació en 1967, Julio en 1970, Pilar en 1971, y el más chico Miguel en 1972.

Miguel falleció de muerte súbita a los 8 meses de vida, eso le hizo sentir que la vida es muy frágil. Después de la muerte de su bebé, esa terrible desgracia la condicionó y empezó a tener temor de lo que le pasara a los otros tres.

Siempre quiso pilotear un avión y se animó cuando cumplió 59 años, hizo el curso en la Fuerza Aérea y aprobó todo, tiene anécdotas muy lindas, el miedo que le tenían los hombres porque ella volaba y era ya abuela. Dice que la maternidad se parece mucho a manejar un avión, porque "tiene ojos hasta en la nuca y debe conservar todo el equilibrio posible.”

Entre algunas de sus anécdotas, recuerda que una vez a un brigadier no le encendía el motor del avión y ella se lo puso en marcha, algo que dejó sin palabras a quienes estaban ahí.

Luego de tener la licencia por FFAA también obtuvo la norteamericana, en California. Y cuando los varones dudan de su capacidad, les muestra la licencia americana.

A los 61 años compró un avión Pipper Seneca para 6 personas, con el que recorrió todo el país además de Uruguay, Chile y Brasil. Hasta hace un mes piloteó un avión y lo vendió porque no podía mantenerlo.

Trabaja en la Pastoral Social de Salud del Arzobispado de Buenos Aires con pacientes oncológicos y todavía sigue, imparable, por amor a la vida y confiando en los demás.

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