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Viaje a través de un túnel olvidado

Con una profundidad que en algunos tramos alcanza los 20 metros, el túnel sirvió para atravesar el corazón porteño sin barreras ni interferencias para el tránsito. Con Buen Telefe recorrimos 35 metros bajo tierra, pasando por la Casa Rosada, en una locomotora histórica, de 1959.

Buen Telefe tuvo acceso a un túnel de 5 kilómetros de extensión poco conocido que atraviesa las profundidades del centro porteño por debajo de la Avenida Rivadavia, más abajo de la línea A de subterráneos.

Con forma de herradura, se accede a él por un gran arco ubicado en la Avenida Madero y Sarmiento, detrás de la Casa de Gobierno, y se extiende por más de 5 kilómetros, por los que todavía quedan vestigios de viejos hoyos que funcionaban allí en otros tiempos como una suerte de respiraderos, entre la oscuridad y la humedad que lo invaden todo.

Se trata de una grieta oculta debajo de otra, que los expertos elogian por su increíble fortaleza. Una impresionante pieza de ingeniería trazada en 1912 que resiste, escondida, hasta hoy. Por eso a su alrededor se tejen múltiples historias y mitos. Pero nadie puede certificar, por ejemplo, que contrabandistas lo hayan utilizado para guardar sus mercaderías.

Pensado como un canal subterráneo que uniría el Puerto de Buenos Aires con el corazón de la ciudad, el túnel del viejo Ferrocarril Oeste fue un proyecto del ingeniero británico David Simpson que comenzó en 1906.

Recién en 1910 la obra fue autorizada por el gobierno de la época y dos años después comenzaron los arduos trabajos para su trazado. Finalmente, se inauguró en 1916, durante la presidencia de Victorino de la Plaza.

El túnel se utiliza hoy estrictamente para tareas de logística del sistema ferroviario. Es muy estrecho y por sus vías apenas puede pasar una única formación. 

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