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Yo soy un pibe chorro: “Robo por hambre y porque me gusta”

No le dan culpa las víctimas y tampoco le tiene miedo a la policía. Otra escalofriante confesión en primera persona. Informe de Mauro Szeta.

Ezequiel tiene 17 años roba desde los 11. La primera vez recuerda que robó, dice que “encañonó” a los repartidores de un kiosco, con un arma que se compró. 

Ahora fabrica sus propias armas con caños y municiones con las que muchas veces comete los robos. Cuenta que su mamá lo abandonó cuando tenía 3 años y desde entonces vive con su abuela en un barrio muy humilde de la provincia de Buenos Aires.

Dice que le gusta robar y que lo hace por placer y no por necesidad. No le dan culpa las víctimas y tampoco le tiene miedo a la policía. Dice que no tiene nada para perder.

“Antes me gustaba estudiar, pero no me acuerdo nada del colegio. Un arma te la piloteo en cinco minutos”. "A la hora de gatillar no se le tiene miedo a nadie", dice, sin ningún tipo de arrepentimiento.

En comisaría estuvo más de diez veces y en institutos otras cuatro. "Mucha sangre corre ahí adentro, es feo, si sos primerizo te hacen pagar derecho de piso".

Está todo el tiempo armado, lleva encima un revólver calibre 32 cargado con el que va a todos lados. No le tiene miedo a la muerte y no piensa dedicarse a otra cosa que no sea la delincuencia: no le interesa estudiar ni dejar la delincuencia, solamente se dedica a robar y ascender en la carrera delictiva.

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