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"Yo soy un preso muy conflictivo": una nueva confesión con Mauro Szeta

La última causa es por homicidio. "Tengo más de 11 tiros en el cuerpo y más de 40 puñaladas por pelearme en la cárcel”, contó.

Nació y se crio en el barrio San Alberto de Ituzaingó. “Éramos una familia de chorros y asesinos, mis viejos nunca delinquieron, pero de mis 9 hermanos la mitad se dedicó al delito”. De sus nueve hermanos, sólo seis quedaron con vida. A los 11 años comenzó a drogarse y a robar.

Su primera arma la consiguió en una casa en la que había entrado a robar y así comenzó a asaltar locales, motos y supermercados. Se enfrentó con la policía más de un centenar de veces. “Yo cuando iba a robar decía ‘vamos y venimos’. Teníamos que volver como sea, tengo cuatro balazos de la policía, uno en la cabeza”, recuerda.

Además, asegura que de chico robaba todos los días, por lo menos dos o tres veces. “Yo nunca robé una cartera, siempre desde un estéreo para arriba”. A los que se resistían en los robos los golpeaba e incluso los baleaba. “Más de una vez les metí un tiro en la panza a los que se resistían”, asegura.

“La primera vez que maté fue a los 17 años, en un robo a una imprenta, un policía quiso detenernos y cuando nos dijo ‘alto, policía’ le metimos 5 tiros”. Tiempo después mató otro policía en el robo a un supermercado.

En la cárcel tuvo muchos problemas y peleas. Y así lo recuerda: “Yo era el terror de todos en el barrio y en la cárcel. Si no tenía miedo de pelearme con la policía, no voy a tener miedo de pelearme con un preso”.

“De mis 37 años, estuve 20 años en cana. Tengo más de 11 tiros en el cuerpo y más de 40 puñaladas por pelearme en la cárcel”. En la cárcel tuvo muchos problemas y peleas, “yo era el terror de todos en la cárcel, era el cuco, no me aceptaban en ningún pabellón”.

Se ufana de conocer todas las cárceles y de haber participado del motín de Magdalena. “Yo me crié en Valles de Muerte, a mí no me la cuentan”, dice sin titubear.

La última causa es por homicidio y dice que no tuvo nada que ver, como no lo aceptaban en ningún pabellón fue aceptado por los evangelistas y en parte ayudaron a que cambiara mucho su actitud.

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