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"Yo soy un preso muy peligroso"

Víctor Abel Ruiz Zaporta está detenido hace 23 años y pasó por todas las cárceles del servicio penitenciario. Nuevo informe de Mauro Szeta.

Víctor Abel Ruiz Zaporta tiene 42 años y actualmente está detenido por tentativa de homicidio, aunque tiene un prontuario enorme que comenzó cuando tenía nueve años.

Cometió todo tipo de delitos, salvo violación, y se jacta de ser un delincuente viejo con códigos. “Ahora la cárcel no sirve más, acá los pibitos llegan todos pasados de falopa y no respetan nada, ¿a vos te parece bien que le afanen a una vieja o te maten por un celular?”, dice indignado.

Pasó por todas las cárceles del servicio penitenciario y tiene más de 100 puñaladas en el cuerpo, las últimas en una pelea con otro interno en el pabellón. Ahora duerme en una celda separado y solo.

Tiene todo el cuerpo tatuado, fuma más de tres paquetes de cigarrillos diarios y toma todo el día mate. Por las peleas en prisión estuvo muy grave internado y además padeció tuberculosis.

El personal del Servicio Penitenciario le tiene cierta estima porque muchas veces paró intentos de motines peleándose él mismo con los internos ya que era el delegado del pabellón.

Cuando vivía en Isidro Casanova era de la villa de Los Paraguayos. Su mamá era ama de casa y su padre era delincuente y murió tras una persecución con la policía.

Víctor fue al colegio hasta tercer grado, pero comenzó a drogarse y no aprendió a leer ni a escribir. Hoy en día no sabe las letras y cada vez que tiene que firmar algo va con dos testigos que lo asesoran. A los 15 años le dieron su primera arma y desde ahí no paró. “Nunca lastimé a una señora ni nada, pero si me tiraban, yo tiraba".

MATÓ Y MANDÓ A MATAR
Cuenta que mató dos veces y mandó a matar otra vez:
una en una pelea en la cárcel; la otra, a un delincuente que le entró a robar a la casa de la madre. Averiguó quién era y lo fue a matar cuando salió de la cárcel. La última vez mandó a matar al violador de su hija: el marido de su exmujer. Un sicario le pegó 17 tiros en la cabeza.

Lo que más le gustaba era robar caballos, tiene amor por los animales, y los vendía en las ferias de los cuatreros, ahí hacía mucha diferencia de plata. Fue muy devoto del gauchito gil y algunas veces le encendía cigarros a San La Muerte.

Actualmente dice estar tranquilo y con ganas de disfrutar la familia que tiene afuera, tiene tres hijos que son su orgullo porque los tres son profesionales: un médico, una enfermera y un hijo policía. Dice que después de 23 años en la cárcel ya no es un lugar para él y esta es la última vez que entra, quiere estar tranquilo con los suyos y sus animales.

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